RCC

“Esta es la misión de la Iglesia, perennemente asistida por el Paráclito: llevar a todos el alegre anuncio, la gozosa realidad del Amor misericordioso de Dios, para que – como dice san Juan – creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre". (Benedicto XVI Domingo de la Divina Misericordia)

«Gracias al movimiento carismático, muchos cristianos, hombres y mujeres, jóvenes y adultos, han redescubierto Pentecostés como realidad viva y presente en su existencia cotidiana»; «Deseo que la espiritualidad de Pentecostés se difunda en la Iglesia, como empuje renovado de oración, de santidad, de comunión y de anuncio». Por este motivo, alentó la iniciativa denominada «Zarza ardiente», promovida por la Renovación en el Espíritu, que como él ilustró, es «una adoración incesante, día y noche, ante el santísimo Sacramento; una invitación a los fieles a "regresar al Cenáculo"». (Juan Pablo II)

viernes, 14 de mayo de 2010

TEMA 3, CONOCIENDO NUESTRA FE, LOS SACRAMENTEO


CONOCIENDO NUESTRA FE

La vida de la iglesia se sostiene por los sacramentos, estos son 7: Bautismo, confesión, comunión, confirmación, matrimonio, orden Sagrado y unción de los enfermos.

Los sacramentos acompañan nuestra vida: cuando somos niños recibimos el bautismo, vamos creciendo y nos alimentamos con la eucaristía y nos reconciliamos con Cristo; a través de la confirmación reafirmamos nuestra fe y nos ratificamos en nuestro compromiso con Jesús y con su iglesia, etc.

1. Bautismo: Jesucristo enseñó a los apóstoles un bautismo diferente del conocido por los judíos. No era sólo un símbolo, sino una verdadera purificación y un llenarse del Espíritu Santo. Juan Bautista lo había anunciado: "Yo bautizo con agua, pero pronto va a venir el que es más poderoso que yo, al que yo no soy digno de soltarle los cordones de sus zapatos; él los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego".(Lc 3,16).

Fue un mandato de Jesús: "Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, entonces, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”. (Mt. 28, 18-19).

Lo que se recibe en el bautismo: E.S. el mismo Espíritu Santo que recibió Jesús, el mismo E.S. que recibieron los apóstoles en Pentecostés.

2. Eucaristía: (Juan 6, 51) “Yo soy el pan vivo bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. El pan que yo daré es mi carne, y la daré para vida del mundo”. El Cap. 6 del evangelio de San Juan nos presenta el discurso Del Pan de Vida en el que Jesús nos manifiesta claramente que Él es ese Pan, que nosotros debemos alimentarnos de ese Pan vivo bajado del Cielo. (Jn 6, 32-64)

No es un símbolo, sino la presencia viva y real de Jesús.

La misa es la celebración y realización del sacrificio incruento del misterio pascual de Cristo.

La Santa Misa es la celebración de la Cena del Señor en la cuál Jesús, un día como hoy, la víspera de su pasión, "mientras cenaba con sus discípulos tomó pan..." (Mt 28, 26).

El quiso que, como en su última Cena, sus discípulos nos reuniéramos y nos acordáramos de Él bendiciendo el pan y el vino: "hagan esto en memoria mía" (Lc 22,19).

Antes de ser entregado, Cristo se entrega como alimento.

Se debe estar en paz con Dios para acercarnos a recibir este sacramento: (1 Cor 1, 26-29). Así pues, cada vez que comen de este pan y beben de la copa, están proclamando la muerte del SEÑOR hasta que venga. Por lo tanto, si alguien come el pan y bebe de la copa del SEÑOR indignamente, peca contra el cuerpo y la sangre del SEÑOR.

Por eso, que cada uno examine su conciencia antes de comer del pan y beber de la copa. De otra manera come su propia condenación al no reconocer el cuerpo.

3. La Reconciliación: no es un invento del hombre sino del mismo Dios.

Es un signo claro de que la conversión ha llegado a nuestras vidas: (Mc. 1, 15) “El Reino de Dios está cerca, convertíos y creed en la buena nueva”

“Recibid el Espíritu Santo, a quienes perdones los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.” (Jn 20, 22-23)

“Y yo a mi vez te digo que tu eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y las puertas del Hade no prevalecerán sobre ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en el Cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos” (Mt 18, 18-19)

Formula de la absolución: Dios, Padre misericordioso, que reconcilió consigo al mundo por la muerte y la resurrección de su Hijo y derramó el Espíritu Santo para la remisión de los pecados, te conceda, por el ministerio de la Iglesia, el perdón y la paz. Y yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. (CIC 1449)

La confirmación: El Nuevo Testamento nos narra como los apóstoles, en cumplimiento de la voluntad de Cristo, iban imponiendo las manos, comunicando el Don del Espíritu Santo, destinado a complementar la gracia del Bautismo. “Al enterarse los apóstoles que estaban en Jerusalén de que Samaria había aceptado la Palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan. Estos bajaron y oraron por ellos para que recibieran al Espíritu Santo; pues todavía no había descendido sobre ninguno de ellos; únicamente habían sido bautizados en nombre del Señor Jesús. Entonces les imponían las manos y recibían al Espíritu Santo”. (Hech. 8, 15-17;19, 5-6).

4. El Matrimonio: el hombre y la mujer a una edad determinada se ven obligados a elegir su estado de vida: vida matrimonial, consagrada, soltería o vida en castidad.

El matrimonio tiene su fundamento desde la misma creación; Dios vió que no era bueno que el hombre estuviera solo y le creó una compañía, tomada de su propio costado para significar su igualdad y dignidad. (Gn 2, 24) “Por eso deja el hombre a su padre y a su madre y se une a su mejer, y se hacen una sola carne”

(Ef 5, 21ss) nos habla del mutuo respeto que se deben para sí el esposo y la esposa. El matrimonio es el símbolo que se usa para designar la relación esponsal con Cristo y la iglesia.

5. Orden Sacerdotal: En virtud del Bautismo y de la Confirmación, todos los fieles participan del sacerdocio del Jesucristo. Pero los que reciben el sacramento del Orden tiene, además, el sacerdocio ministerial o jerárquico, que se diferencia del sacerdocio común de los fieles "esencialmente y no sólo en grado" (Lumen Gentium, 10).

Sacerdocio común y sacerdocio ministerial: En los hechos de los apóstoles encontramos la designación de los 7 diáconos: «Los cuales [los siete varones] fueron presentados a los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos.»

El sacerdote es un hombre débil pero revestido de la gracia de Dios: “Porque todo Sumo Sacerdote es tomado de entre los hombres y está puesto en favor de los hombres en lo que se refiere a Dios para ofrecer dones y sacrificios por los pecados; y puede sentir compasión hacia los ignorantes y extraviados, por estar también él envuelto en flaqueza. Y a causa de esa misma flaqueza debe ofrecer por los pecados propios igual que por los del pueblo. Y nadie se arroga tal dignidad, sino el llamado por Dios, lo mismo que Aarón.” (Hebr. 5, 1-4)

La oposición de las manos, sucesión apostólica: San Pablo escribe a su discípulo Timoteo: «Por esto te amonesto que hagas revivir la gracia de Dios que hay en ti por la imposición de mis manos» (2 Tim 1, 6) ; 1 Tim 4, 14: «No descuides la gracia que posees, que te fue conferida en medio de buenos augurios con la imposición de las manos de los presbíteros:»

In persona Christi: CEC 1548 En el servicio eclesial del ministro ordenado es Cristo mismo quien está presente a su Iglesia como Cabeza de su cuerpo, Pastor de su rebaño, sumo sacerdote del sacrificio redentor, Maestro de la Verdad. Es lo que la Iglesia expresa al decir que el sacerdote, en virtud del sacramento del Orden, actúa "in persona Christi Capitis"

El celibato: “Porque hay eunucos que nacieron así del seno materno, y hay eunucos que fueron hechos tale4s por los hombres, y hay eunucos qu se hicieron tales a si mismos por el Reino de los Cielos. Quien pueda entender, que entienda”

(Mt. 19, 12). “No obstante, digo a los solteros y a las viudas; bien les está quedarse como yo. Yo os quisiera libre de preocupaciones. El no casado se preocupa de las cosas del Señor, de cómo agradara al Señor. El casado se preocupa de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer; está por tanto dividido. La mujer no casada, lo mismo que la doncella, se preocupa de las cosas del Señor, de ser santa en el cuerpo y en el espíritu. Mas la casada se preocupa de las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido” (1Cor. 7, 8.32).

La unción de los enfermos: Cristo durante su vida siempre mostró un gran amor por aquellos que padecían algún mal, que tenían alguna enfermedad o dolor.

Recuerda que el Evangelio nos cuenta cómo Jesús curó a paralíticos, ciegos y otros enfermos.

- Esta preocupación del Señor por los enfermos, se la comunica a sus discípulos. Jesús, en dos momentos del Evangelio, les dice lo que debían hacer con los enfermos:

¨... y ungiendo con óleo a muchos enfermos, los curaban.¨ ( S. Marcos ,6,13 )

¨ ... pondrán las manos sobre los enfermos, y éstos se encontrarán bien.¨ (S. Marcos, 16,18)

- El apóstol Santiago nos cuenta en la Biblia, la costumbre que ya existía entre los primeros cristianos con estas palabras:

¨¿Alguno entre ustedes enferma? Haga llamar a los presbíteros de la Iglesia, y oren sobre él, ungiéndole con óleo en el nombre del Señor, y la oración de la fe salvara al enfermo, y el Señor le hará levantarse, y los pecados que hubiere cometido le serán perdonados. (Santiago, 5 14-15 ).

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